La visibilidad en estas gélidas y cristalinas aguas es extraordinaria y abre la vista a un panorama submarino único: una grieta rocosa en continuo movimiento, la fisura de Silfra, donde las placas tectónicas euroasiática y norteamericana se rozan y, cada año, se alejan dos centímetros. «Un tipo de meditación» para los dos amigos. «Es la pureza, la limpieza del agua... Es como estar en otro mundo». Un contexto sublime y natural, capturado por el ojo experto de James Mollison, fotógrafo y antropólogo que ha sabido capturar la esencia de nuestro viaje en esta tierra de grandes contrastes, con sus sugerentes panoramas, los rostros y las pasiones de los hombres islandeses.