Es realmente fascinante ver cómo Pablo coge una pieza de metal en bruto y la transforma en un cuchillo con tan solo la fuerza de las manos y del calor. Nos encontramos en una de las zonas más remotas de Chile, donde su tradición centenaria se ha mantenido firme. Aquí, Pablo Guerrero ha creado un taller artesanal de cuchillos por encargo, uniendo su pasión de forma autodidacta con un inusual material típico de la zona: la madera fosilizada de los Monkey Puzzle Tree, o ámbar de Araucanía.

Se llama Picoyo, es la resina condensada del árbol, de sus ramas caídas, fruto de un proceso natural durante siglos. Tan especial como el bosque del que proviene: una extensión de follaje, rodeado de volcanes, que parecen diseños gráficos sobre la cima de enormes troncos cubiertos por una corteza gruesa y punzante que recuerda a la piel de un viejo elefante.